No tengas miedo al fracaso (pero tampoco lo alabes)

Este artículo no pretender ser   un artículo hablando de las virtudes del fracaso. Más allá de eso ,desde mi humilde opinión creo que es importante  escribir acerca de este tema ya que un deportista no sabe lo que es.

Si, has leído bien. Un deportista de élite no sabe lo que es fracaso y, si no está concienciado, la primera vez que se lo encuentra puede ser traumática

Winston Churchil dijo una vez  “ El éxito es la capacidad de ir de fracaso en fracaso sin perder el entusiasmo”.

Si pero no.

Una gran parte de la  sociedad empresarial actual defiende a espada y cada el positivismo del fracaso. Se habla del fracaso como una parte del recorrido obligatorio en  nuestro camino hacia el éxito.

¿Pero realmente es así?

¿Qué significa fracasar?

Antes de empezar a hablar acerca del fracaso creo que primero debemos saber cuál es su significado. La  RAE  nos define fracaso de la siguiente manera

  1. m. Malogro, resultado adverso de una empresa o negocio.
  2. m. Suceso lastimoso, inopinado y funesto.
  3. m. Caída o ruina de algo con estrépito y rompimiento
  4. . m. Med. Disfunción brusca de un órgano.

Por otro lado también tenemos la definición de fracasar

  1. intr. Dicho de una pretensión o de un proyecto: frustrarse (‖ malograrse)
  2. intr. Dicho de una persona: Tener resultado adverso en un negocio.
  3. intr. Dicho especialmente de una embarcación cuando ha tropezado con un escollo: Romperse, hacerse pedazos y desmenuzarse.
  4. tr. desus. destrozar (‖ despedazar).

Dentro del mundo laboral y empresarial las mejores definiciones que encajaría serían “resultado adverso de una empresa o negocio”.

En la sociedad moderna se han mitificado famosos empresarios que vivieron el fracaso en primera persona como Zuckerberg, Jobs, Page, Gates. A partir de sus historias miles de vende-humos han tratado de sacar beneficio de ello vendiendo cursos o mentorías.

La otra verdad oculta tras este verbo es la de millones de personas que han fracasado y no han vuelto a levantar cabe. Pero claro, ya se sabe. La derrota no vende.

Este es uno de los principales motivos por los que escribí el título: No tener miedo es muy diferente a glorificar el fracaso.

Por qué un deportista no sabe qué es el fracaso?

Antes de entrar en este punto me gustaría dejar claro una cosa. No soy psicólogo. Es más, todas las lecturas que he realizado respecto a la psicología están enfocadas a los hábitos de consumo de las personas. Por lo que mis teorías tienen la credibilidad justa.

Desde mi punto de vista los deportistas no conocemos el fracaso hasta llegar a la “vida real”.

¿Vida real? Si he dicho vida real. Los deportistas vivimos en una burbuja irreal llena de facilidades. Lucio Angulo lo cuenta a la perfección en su entrevista

En toda mi carrera deportiva nos educaron basándonos en  que para conseguir un objetivo (desgraciadamente casi siempre es la victoria) debes seguir una metodología (Entrenamientos, sesiones de fisio, descanso, etc).

Por otro lado, siempre vivimos bajo la exigencia del calendario. 6-10 entrenamientos, uno o dos partidos semanales en los que la mayoría nos jugábamos la permanencia o las pocas  aspiraciones a poder competir contra las vacas sagradas.

Esta combinación extrema de factores da como  resultado que el deportista no tenga tiempo a pensar al “resultado adverso” que tuvo la semana anterior. Ergo, nunca conoce el fracaso.

En situaciones “normales” toda persona que vive un fracaso, este va junto de una serie de sentimientos y emociones como el miedo a volver a cagarla, la rabia, la culpa, la vergüenza, desilusión, desesperación…En consecuencia tendemos asociarlo a pensamientos tipo “no sirvo para nada”, “no volveré a intentarlo”…

En el deporte no tienes tiempo.

Fallas un tiro, debes defender. Te lesionas, debes recuperarte lo antes posible para estar en pista con tú equipo. Pierdes domingo, lunes entreno de broncas y  caras largas, martes a tope, sábado otra batalla.

No hay más, no hay tiempo que perder.

Cuando el deportista se retira es cuando conoce el fracaso. Es fracaso se disfraza, pero para su cabeza sigue siendo un fracaso.

El fracaso se disfraza de soledad para afrontar un no y se encuentra sin un compañero que le empuje a mejorar ese bache o un entrenador que le ponga las pilas.

El fracaso se disfraza de “huérfano” cuando todos los amigos del dinero desaparecen y te quedas sin hablar.

El fracaso se disfraza de “no”. De no encontrar trabajo, de no encontrar el camino, de no saber qué hacer

El fracaso se desnuda ante tí en tu primer proyecto fallido.

Y ante este fracaso que nadie nos habla, debemos saber actuar y no tenerle miedo.

Por qué no debemos tener miedo a fracasar

Nadie nace aprendido y equivocarse forma parte del camino. No podemos permitirnos que fracasar (¿o mejor dicho fallar?) nos quite la ilusión hacia nuestros nuevos mundos.

Siempre recordaré mi primera vez que me subí a una moto.

Corrían finales de los 80. En la explanada colindante de casa me esperaba Matalí junto a una Puig 49. “Mano derecha gas.

Maneta derecha freno delantero, pie izquierdo freno trasero ” me susurraba a la oreja cuál mantra en una meditación budista.

Le di al botón de encendido. Noté como el gas era ligero, el sonido del tubo de escape embriagador y la sensación de control brutal. Acelero…acelero…acelero… PUUM!!!

Me comí el único árbol de toda explanada.

Mi padre, como el mejor padre del mundo que es, vino corriendo. Una vez comprobado que todo estaba  su sitio, y limpiadas mis lágrimas de cocodrilo (más de rabia que de dolor), me susurró una vez más “Manetas, freno” señalando ambos artículos.

Por mis cojones volví a subirme a la moto. Esta vez todo fue bien y di vueltas alrededor de mi padre como un caballo en doma hasta que la gasolina se evaporó.

Fracaso : ostión en moto

Enseñanza : para ir en moto hay que aprender a frenar (podría ser una moraleja de la vida).

Hasta que no nos caemos, difícilmente podemos ver las señales de tráfico que nos dicen “por allí no”.

Si no me hubiera metido la primera ostia no estaría vivo. Creería que siempre podría ir gas a fondo y de bien seguro que ahora estaría en una curva.

Si me hubiera tomado ese primer accidente como un fracaso nunca hubiera sabido lo que es disfrutar cada día de la libertad de conducir una moto.

Me equivoqué, analicé y aprendí.

Pues con el fracaso pasa lo mismo.

El fracaso es parte del proceso de aprendizaje. Si no nos hubiéramos equivocado no tendríamos la oportunidad de aprender de él.

Dicen que cuando un discípulo preguntó a su maestro, Thomas Edison, el motivo de su persistencia tras más de 100 intentos fallidos para construir una bombilla este respondió “No fracasé, encontré 100 formas diferentes para no hacer una bombilla”

En resumen, desde mi óptica el fracaso solo es bueno si se aprende de él y sirve para no cometer los mismos fallos.


“No fracasé,encontré 100 formas diferentes para no hacer una bombilla”

Thomas Edison

Cómo aprendo yo de mis fracasos empresariales

A lo largo de mi trayectoria he tenido varios fracasos. Por suerte en ninguno de ellos  me pillé los dedos económicamente y de todos he aprendido.

A base de mis fracasos he desarrollado una simple rutina que me ayuda a evaluar todos de no volver a realizar los mismos errores:

  1. Tengo una idea =>Hago un estudio mínimo de cada proyecto / idea /cliente
    En mi drive siempre tengo una plantilla en blanco de un DAFO y un modelo Canva.
  2. Empezamos un proyecto nuevo.=> Producto mínimo viable (MVP)
    Simplemente sigo algunos pasos de Lean Startup.Para empezar no hace falta sacar el producto final. Primero testea un producto/servicio mínimo y ves mejorándolo con la experiencia. Simple
  3. Diario a bordo => libro de ruta
    Es una tontería pero tener anotado todos los pasos y acciones que hago en cada proyecto me ayuda a tener menos estrés y agilizar la corrección de errores ya que los puedo localizar rápidamente en mi sencillo excel. Por otro lado, siempre tengo una chuleta para futuros proyectos
  4. Analizo métricas.
    Si, me gusta analizar qué ha ido bien y qué no y para ello nada mejor que los números. Me marco KPI’s y cada cierto tiempo analizo cómo ha evolucionado.

Mis fracasos

Ya que hablamos de fracaso, por qué no terminar contando mis grandes fracasos de los últimos años

Mis tiros libres con Andorra.

Es contradictorio con lo escrito anteriormente pero me explicaré. Fallar dos tiros libres y no ascender no fue un fracaso. Fue una situación más del juego con un mal final.
El fracaso fue no saber gestionar ese estado de ánimo.
Con esta experiencia aprendí a mejorar mi gestión de estados de ánimo relativizando la importancia de las cosas.

Restaurante.

Montamos un restaurante que pasó por Menorca sin pena ni gloria. Casi me cuesta un matrimonio, un amigo y el hígado. Al final cerramos a 0 (sin beneficio y sin pérdidas).
Con el restaurante aprendí todo y lo contaré en un artículo solo para este tema

Quehacerenemenorca.es

Mi idea era crear una agenda viva de todas las actividades en Menorca. La idea apenas obtuvo aceptación y tras ella dejé mil horas invertidas , algunos euros en programación y un trabajo fijo.

Con él aprendí a que antes de lanzar un producto hay que testear el mercado y siempre verlo desde la óptica de tu cliente, no tu óptica.

Las Migas de Pan.

Antes de volver a ser Autónomo creé junto a mi socia un Agencia de Comunicación y Marketing Online. Al año y medio , por diferentes motivos más allá que los empresariales, disolvimos la sociedad.
Lo más importante que aprendí con esta aventura es que montar un negocio generalista es una pérdida de tiempo. Al volver como autónomo lo primero que hice fue un DAFO de mi mismo y segmentar mis serivicios. me centré en estrategia digital y SEo/SEM.

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